sábado, 15 de septiembre de 2012

miércoles, 8 de agosto de 2012

A solas con todo el mundo. Charles Bukowski.

La carne cubre el hueso
y dentro le ponen
un cerebro y
a veces un alma,
y las mujeres arrojan
jarrones contra las paredes
y los hombres beben
demasiado
y nadie encuentra al
otro
pero siguen
buscando
de cama
en cama.
La carne cubre
el hueso y la
carne busca
algo más que
carne.
No hay ninguna
posibilidad:
estamos todos atrapados
por un destino
singular.
Nadie encuentra jamás
al otro.
Los tugurios se llenan
los vertederos se llenan
los manicomios se llenan
los hospitales se llenan
las tumbas se llenan
nada más
se llena.

sábado, 5 de mayo de 2012

Tú y tus raíces

Quítame este deseo de querer cortar flores.


Quítame este deseo de arrancarlas de la tierra.


Quítame este deseo de domesticarlas.


Quítame este deseo de poseerlas.


Porque la belleza debe ser libre. Déjame regarte, dame vida.


lunes, 23 de abril de 2012

La mayoría



“El enemigo más peligroso de la razón y de la libertad de nuestra sociedad es el sufragio universal. El mal está en la maldita mayoría liberal del sufragio. En esa masa amorfa. La mayoría nunca tiene razón. Ésa es una de las mentiras sociales que se han establecido. ¿Quiénes son la mayoría en el sufragio? ¿Los estúpidos o los inteligentes? Espero que ustedes me darán la razón de que los estúpidos están en todas partes, formando una mayoría aplastante.”

Un enemigo del pueblo. Ibsen

jueves, 12 de abril de 2012

Desencanto

Hoy ella me dijo, "...lo que estoy es desilusionada, desencantada. Sí, es desencanto. Desencanto con el mundo, desencanto con las personas..." y lo dijo de una manera que...mi habitación se quedó sin aire.

martes, 20 de marzo de 2012

Espero curarme de ti. Jaime Sabines

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.